El 70% de los hogares que tomaron deuda en pandemia lo hicieron para comprar alimentos y medicamentos

Según una encuesta nacional realizada entre marzo y junio de 2021 de manera conjunta por Cepal y la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín (Idaes-Unsam) sobre 5.200 casos, las dinámicas de endeudamiento ocuparon un rol central en la estrategia de las familias para atravesar la crisis pandémica. Consultados por el destino del dinero, el 70% de los hogares manifestó que tomó deuda para pagar gastos cotidianos como alimentos y medicamentos. El testimonio de Ricardo, citado en el informe, es solo una muestra de una situación generalizada.

Pero ese no fue el único destino que las familias le dieron a la deuda contraída en pandemia. De acuerdo con el relevamiento, la mitad de los encuestados dijo haberla usado también para pagar impuestos, servicios y expensas y para financiar deudas previas. Alrededor del 45% de los hogares destinó ese dinero a saldar tarjetas de crédito, el 32% tomó deuda para pagar el alquiler y el 28%, para pagar cuotas de colegio y prepagas, entre otros conceptos (la cuenta no suma 100% porque la misma familia pudo haberse endeudado para cumplir con distintos compromisos).

El informe identifica un fenómeno de “estatización” y “familiarización” de las deudas, por el peso creciente del Estado y el propio entorno familiar como acreedor en todos los grupos poblacionales.

Los datos de la encuesta se complementan con un informe cualitativo sobre las dinámicas de endeudamiento de las familias en contexto de pandemia elaborado por Idaes y coordinado por el sociólogo Ariel Wilkis, que muestra que la pandemia impactó en un escenario en el que las familias ya atravesaban trayectorias de endeudamiento (según los datos de la EPH, a finales de 2019 una de cada cuatro familias tuvo que usar sus ahorros o vender bienes y al mismo tiempo pedir algún tipo de préstamo para llegar a fin de mes), pero en una gran mayoría de los casos generó una profundización de esas deudas.

“Los hogares ‘amortiguaron’ a través de las deudas el impacto socio-económico de la pandemia al mismo tiempo que se evidenciaron desigualdades de género (recayeron en las mujeres gestionar las deudas del hogar), de vivienda (quienes alquilan estuvieron más expuestos al endeudamiento), de inserción laboral (trabajadores sin ingresos regulares y quienes sí los tienen pero se ven más afectados por la inflación se endeudaron más) y de inserción y trayectoria financiera (los hogares con menos ingresos se endeudaron con instrumentos de crédito más costos y con todo tipo de riesgo)”, apunta.